Estacion de Barreda y fabrica de Solvay

Torrelavega es un municipio del norte de España. Se trata de una ciudad industrial y comercial de la comunidad autónoma de Cantabria, capital de un área de influencia de unos 120.000 habitantes conocida como comarca del Besaya. La ciudad se sitúa en un valle o vega a unos 8 kilómetros de la costa Cantábrica y a 24,5 kilómetros de la capital autonómica (Santander). En ella confluyen los ríos Saja y Besaya. Torrelavega es una de las localidades de la Ruta del Besaya, y está acreditada como "Ciudad por el Comercio".

De la época prehistórica se documentan escasos hallazgos. En las cercanías se encuentran las cuevas de La Busta, La Clotilde y La Estación. Estas dos últimas pertenecen a la localidad de Quijas del municipio de Reocín (colindante con Torrelavega). Ambas cuentan con pinturas de arte rupestre en las que se pueden diferenciar figuras de animales, tales como caballos. Fueron declaradas Bien de Interés Cultural en el año 1997.

Ya dentro del municipio de Torrelavega cabe mencionar el hallazgo de útiles del Paleolítico Inferior o Medio, en las localidadesde Tanos y Viérnoles. Descatacan cerámicas de bronce o hierro y algunas pinturas. Los yacimientos arqueológicos ubicados en las cercanías del municipio, como el monte Dobra, confirman la presencia humana durante la prehistoria en esta zona de vega y sus inmediaciones.

La invasión romana y en consecuencia la romanización, no fue profunda por esta zona, esto se deduce de la escasa presencia de restos arqueológicos. La calzada romana que unía la meseta castellana, Pisoraca (Herrera de Pisuerga), con el Portus Blendium (Suances) pudo atravesar el territorio torrelaveguense tras pasar por la ciudad de Julióbriga (Campoo de Enmedio) antes de adentrarse en el valle del Besaya.

No es hasta la Edad Media cuando aparecen los primeros escritos sobre la villa. Se encuentra mención documental de la aldea de la Vega a finales del siglo XIII.1 Se atribuye su fundación a Garcilaso I de la Vega, Adelantado Mayor de Castilla en nombre del monarca Alfonso XI.

Su nombre actual es la contracción que, con el paso del tiempo, se ha producido del epónimo de la torre que construyó en la zona Leonor de la Vega, hija de Garcilaso II de la Vega y madre del Marqués de Santillana, para administrar los impuestos y los privilegios de su territorio. La conjunción de la torre y del nombre del lugar, título del señorío, habría que configurar la denominación de la villa mercantil e industrial que, desde el siglo XVIII hasta hoy, conocemos con el nombre de Torrelavega. Otras denominaciones del territorio fueron "Aldea de la Vega", "La Vega" o "Corral de la Vega".

Entre los siglos XVI al XVIII el municipio dependió de los Duques del Infantado, sucesores de la familia de la Vega. El Pleito de los Valles, por el cual los nueve valles cántabros obtuvieron su independencia de los señoríos del Infantado no tuvo repercusión en la zona torrelaveguense. Dentro del régimen señorial pervive, a lo largo de la Edad Moderna, la vida económica y administrativa, que va a encontrar su transformación por la liberalización del comercio colonial y la apertura de las vías de comunicación. Durante el siglo XVII, Torrelavega desarrollará un importante crecimiento industrial (fábricas de harina y de curtido, establecimientos abiertos al comercio de telas, quincalla, comestibles y tabernas). A mediados del siglo XVIII Torrelavega se cofigura como encrucijada de caminos entre Santander y Reinosa.

En el año 1853 se produce uno de los hitos que marcaron el progreso económico de Torrelavega, el descubrimiento del coto minero de zinc (blenda y calamita) en Reocín. Además, en el año 1898 se instaló Azucarera Montañesa, después transformada en Lechera Montañesa, y ya en 1904 comenzó en el municipio la construcción de las instalaciones de la empresa belga Solvay, dando lugar a una importante fábrica de producción de sosa Solvay.

María Cristina de Habsburgo-Lorena otorgó a Torrelavega el título de Ciudad el 29 de enero del año 1895. Estas grandes industrias, el mercado, los establecimientos de comercio, la pequeña industria y talleres, transforman Torrelavega en el núcleo industrial clave de la comarca del Besaya. De ser una villa agraria de 78 vecinos en el año 17532 pasó a ser el segundo centro económico regional en el siglo XIX. "El aumento de población y el progreso de su industria" le merecieron el 29 de enero del año 1895 el título de Ciudad a Torrelavega, concedido por la entonces María Cristina de Habsburgo-Lorena (1858-1929), que ejerció la regencia en España durante la minoría de edad de su hijo, el rey Alfonso XIII desde 1885 hasta 1902.

Ya en el siglo XX, el desarrollo de la región no cesó, y surgirán nuevas industrias y centros bancarios, así como el establecimiento de la Granja Poch. Con la llegada de la Segunda República y más tarde la Guerra Civil la ciudad sufrirá una de las épocas más turbulentas de su historia. La Guerra Civil afectó profundamente a la región, de forma trágica, tanto de un bando como de otro. Primero, la represión republicana se concentró en la persecución religiosa que fue abudante en diversas zonas. Después, la represión franquista alcanzó también cifras trágicas, puesto que en Torrelavega, al ser un núcleo industrial, los sindicatos contaban con una fuerte presencia, y tanto obreros como sindicalistas eran objetivo frecuente de la represión del bando sublevado. Además, el dominio de partidos de izquierda en esta zona era evidente, lo cual dificultó aún más la situación para los afiliados a sindicatos y partidos. Torrelavega presenció una batalla aérea el 6 de agosto de 1937, cuando las fuerzas aéreas republicanas perdieron 12 cazas.

Destaca de esta etapa el torrelaveguense, Eloy Fernández Navamuel (1899-1964) que fue un prestigioso militar que tras acogerse al retiro previsto por la Ley Azaña, se incorporó voluntariamente al servicio de la Segunda República. Contribuyó a sofocar los focos de rebelión de la entonces provincia, realizó acciones de incursión en los frentes de Asturias, Santander y País Vasco y tuvo un papel destacado en la captura del buque franquista Tiburón, que venía a Santander con el propósito de establecer el bloqueo. El 25 de agosto fue nombrado jefe de los Servicios de Aviación del Norte de España. El 10 de noviembre, sin abandonar sus funciones de piloto, tomó el mando de una columna de 300 milicianos, que comenzó a operar desde el incipiente frente de Reinosa con dirección a Burgos y Palencia. El 14 de abril de 1937 fue promovido a comandante y se le confió el mando de la 3.ª División, luego División 54. Ya en agosto de 1937 con las tropas franquistas recién llegadas a Torrelavega, consiguió escapar a Francia.

Cabe destacar la presencia de una importante guerrilla, con los maquis como protagonistas, en la zona de Silió (localidad del municipio de Molledo).3 Inocencio Aja fue el guerrillero destacado de la zona del río Besaya.

La época de apogeo de Torrelavega fue entre finales del siglo XIX y principios del XX, después la ciudad sufrió una serie de altibajos, demográfica y económicamente hablando. Tras la Guerra Civil, el desarrollo industrial no continuó con la misma intensidad debido a la mala situación socioeconómica que atravesaban tanto el país como la propia región, pero a pesar de ello llegaron empresas tales como Sniace y La Continental.

La ciudad sufrió una grave crisis en la década de los ochenta y noventa, con motivo de la recesión industrial en toda la comarca, pero en la actualidad ha logrado recuperarse, puesto que el censo de población, el comercio y la industria han experimentado una reciente mejora.

Textos Wikipedia

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