Monasterio Santa Maria de Rioseco

El monasterio de Santa María de Rioseco, se encuentra situado al comienzo del valle de Manzanedo, en una altura que domina al Ebro, junto a la carretera que asciende hasta San Martín del Rojo.

Estuvo habitado durante siglos por “monjes blancos” de la Orden del Císter, llamados así por su indumentaria, por contraposición a los monjes cluniacenses, conocidos como “monjes negros”.

Personalmente ,me sorprende que los restos no estén declarados Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León. Supongo que sea sólo un ejemplo más del riquísimo patrimonio histórico y cultural que no hemos sabido conservar en España.

Monasterio Santa Maria de Rioseco

En la década de 1950 fue donado a la Archidiócesis que, no pudiendo o queriendo hacerse cargo de él, le dio la espalda dando lugar a un expolio vergonzoso por algunos de los vecinos: primero retablos y altares, después imágenes sacras y pinturas, cruces, mobiliario, lápidas, telas y hasta las pilas bautismales y del agua bendita. Cuenta la gente del lugar que lo sacaban todo sirviéndose de sábanas, como si cubriendo lo robado les diese menos vergüenza hacerlo. A la puerta esperaban remolques, rumbo a casas particulares o quién sabe dónde, pues se dice incluso que algunas de las Imágenes de los Santos sirvieron de relleno para la cercana presa del Ebro.

Hace pocos años años era una pura ruina devorada por la maleza y los expoliadores como he cometado del bien común: tumbas reventadas, capiteles perdidos, piedras robadas… un impresionante complejo monacal cisterciense a punto de perderse para siempre. Por suerte, las almas sensibles, la gente a la que le importa de verdad el legado de nuestra historia supo organizarse a tiempo. Cansados de esperar a que las instituciones, en quienes delegamos con nuestros votos y nuestro dinero, hicieran su trabajo y cumplieran con su responsabilidad, decidieron pasar a la acción, plantarle cara a las hiedras y a los ladrones y ponerse a trabajar por detener lo que parecía una sentencia de muerte.

Monasterio Santa Maria de Rioseco

Su planta es de una sola nave, formada por cuatro tramos de diferentes dimensiones, siendo el que se sitúa junto al crucero más ancho que los otros. La cabecera es tripartita y recta. A los pies se dispone el Coro de los Conversos, que curiosamente se sitúa en alto.

Monasterio Santa Maria de Rioseco

El interior se cubre con bóvedas cuatripartitas y la cabecera con una bóveda de ocho nervios, confluyentes en la clave. La cabecera se ilumina con tres vulgares ventanales que permitían iluminar el interior a través del retablo principal.

La primitiva cabecera gótica poseía tres ventanales apuntados, que fueron cegados posteriormente, aunque apreciamos su tracería. En el muro norte de la iglesia se disponía el púlpito, el acceso a la escalera de caracol que conducía al primitivo campanario y la escalera que conducía al órgano que se disponía en un enorme vano, actualmente vacío.

El retablo mayor de la iglesia del monasterio es el que hoy preside la capilla mayor del Seminario Diocesano de Burgos, es un retablo barroco de gran estilo, colorido y recargado como venía siendo propio del Barroco. Está presidido en el centro por una bella imagen de la Virgen María, de amplias dimensiones, todo ello rodeado de querubines.

COMPÁRTELO