Comillas es un municipio y localidad de la comunidad autónoma de Cantabria (España). Está situado en la Comarca de la Costa Occidental de dicha región. Limita al norte con el mar Cantábrico, al sur con Udías, al este con Ruiloba y Alfoz de Lloredo y al oeste con Valdáliga.

En el Siglo XIX Comillas fue (simbólicamente) capital de España por un día. Ya que en Comillas reunió Alfonso XII al Consejo de Ministros en la Casa Ocejo durante su primer veraneo en la villa en 1881.

Comillas fue la primera población española en la que se instaló alumbrado público alimentado por electricidad, idea del primer marqués de Comillas con motivo de una visita veraniega de los reyes de España.  Hacia menos de un año que Thomas Alva Edison había inventado la lámpara incandescente y se trajeron desde sus laboratorios en Newcastle y París, la maquinaria de vapor que lo alimentaba se trajo desde Barcelona.

En Comillas también fue instalado el primer teléfono de Cantabria, en el Palacio de Sobrellano, mandado instalar por el Marqués de Comillas para facilitar la comunicación de los reyes de España con Madrid.

Además de por sus edificios medievales y barrocos, Comillas destaca por ser uno de los pocos lugares fuera de Cataluña en el que intervinieron los artistas modernistas, siendo sus obras abundantes y visibles por toda la villa.

La teoría exacta acerca del origen etimológico del nombre de Comillas, aunque muchos de los lugareños gustan de contar diversas fábulas que hacen referencia a la distancia con San Vicente de la Barquera (cinCO MILLAS, distancia cierta) se cae por su propio peso ya que en los documentos escritos de época medieval ya aparece registrado con el nombre de Cumiyas y Cumillas.

Comillas

Su origen -al igual que la mayoría de los nombres cántabros- es celta y proviene de la palabra Koma-Oe que quiere decir crin de caballo o loma, y de esta desciende Komba ('colina, como el juego de las niñas, jugar a la comba: hacer lomas o colinas, con la cuerda') y de Komba-Cumbellas-Cumillas.[cita requerida]

El término Cumb procede de la raíz Komba, frecuente en nombres celtas y que es utilizado en numerosas regiones celtas. Hoy día, con la masificación urbanística, es difícil apreciarlo pero si nos imaginamos Comillas en la antigüedad cuando era un pequeño poblado pesquero, éste estaba situado entre tres tetones o colinas que marcaban el paisaje y que son:

La Cardosa, lugar donde se alza la Universidad Pontificia

Sobrellano, donde se encuentra el Palacio de Sobrellano

La Coteruca, donde se encuentran los restos del Palacio de la Coteruca.

De lo que se deduce que el término Comillas vendría a significar entre las colinas o entre lomas.

Edad Antigua

En Comillas al igual que en el resto de Cantabria la población existente eran cantabros y descendían de aquellos hombres primitivos y con una altísima influencia celta, seguramente de procedencia centroeuropea y mezclados étnica y culturalmente con los habitantes autóctonos de Cantabria.

Comillas pertenecía en la antigua Cantabria, por su ubicación, a la tribu de los Aurinos o Avariginios, basándonos en los escritos de los historiadores y geógrafos de la época, tales como Plinio, Mela, Estrabón o Ptolomeo.

Existía una unidad menor que la tribu, el clan, formado por diversas familias con antepasados comunes. Ni siquiera la dominación romana pudo terminar del todo con este esquema de organización social. No hay certeza sobre su localización geográfica exacta, solo se sabe que estas tribus eran regidas por un jefe, apoyado de instituciones como un consejo de ancianos y que habitaban en Castros, ciudadelas en lo alto de los montes preparadas para defenderse de una agresión exterior.

Uno de estos Castros se encuentra en la Peña del Castillo, esta peña se encuentra estratégicamente situada ya que desde ella se divisa todo el municipio de Comillas y servía de fortaleza para defenderse del enemigo, todavía hoy se pueden ver los restos de la muralla entremezclados con los restos del castillo que fue erigido en época medieval sobre el mismo Castro, de ahí el nombre actual de Peñacastillo.

Durante la época Romana en Comillas se explotaron sus bosques del Monte Corona y sus minas como ya hemos dicho anteriormente, no hay que olvidar la exhaustiva explotación que los romanos hicieron de los recursos mineros de Cantabria, el hierro, cinc y plomo, estos eran sacados en gabarras por la Ría de La Rabia que por entonces llegaba casi hasta Ruiseñada.

Solo tras el dominio romano, el pueblo comillano recuperaba su libertad y parte de sus costumbres y hábitos de vida. Volvió en gran medida a habitar los castros que los romanos les habían obligado a abandonar. Resistirían durante siglos a los ataques de los bárbaros, los visigodos y los musulmanes, fieles a su filosofía de vida indómita y libre.

Edad Media

El documento más antiguo que se conservaba en el consistorio con el nombre de esta villa portuaria aparecia en escrituras del siglo XI. Desgraciadamente desaparecidas junto a más archivos tras un incendio en la Casa Consistorial en la que se pudo rescatar parte de algunos documentos.

En el siglo XII tenemos una Cantabria dominada por los grandes monasterios y unos pocos señores, con una parte del campesinado libre y otra en régimen feudal. En lo político, Alfonso VIII consolida y refuerza la economía y desarrolla un gran potencial naval para los conflictos.

También contrarresta el creciente poder de la nobleza creando villas aforadas, donde se potencian los Concejos, se anulan las dependencias feudales, se reconoce a la burguesía y se dan privilegios a los habitantes. Las villas con fuero despegan con un fuerte crecimiento económico, demográfico y urbano.

A cambio de estos privilegios se solicitaron las naves y hombres de las villas de la costa, entre las que se encontraban gentes de Comillas y Ruiloba, en las campañas militares por la conquista de Murcia y Andalucía. En 1245 una flota comandada por Roy García de Sant Ander (con marineros comillanos) colabora en la conquista de Cartagena.

En 1248, el almirante Ramón de Bonifaz y Camargo forzó con naves cántabras el acceso fluvial de Sevilla, rompiendo las cadenas. Este ataque desde el Guadalquivir quedó inmortalizado en los escudos de las Cuatro Villas de la Costa (Laredo, Castro Urdiales, Santander y San Vicente de la Barquera) así como de Comillas, honor que tenían aquellas localidades que participarón en la batalla. Las villas de la costa cántabra y las vascas, formaban en 1296 la Hermandad de las Marismas, una unión para defender sus intereses comunes. Esta federación supuso un poder naval de primer orden al servicio de los reyes castellanos, pero con autonomía para realizar tratados internacionales por sí misma.

Garcilaso de la Vega edificó a comienzos del siglo XIV una torre (conocido en la villa como El Torreón) junto al surgidero de Comillas, presencia aprovechada por sus descendientes, los marqueses de Santillana, para señorializar el puerto y pretender romper el monopolio marítimo de San Vicente de la Barquera sobre aquel sector de costa. Emancipados del dominio señorial mediante el Pleito de los Valles, la villa pasó a formar parte de la realenga Provincia de Nueve Valles. Históricamente este municipio fue uno de los cuatro que integraban el Alfoz de Lloredo, que a su vez era uno de los famosos nueve valles que pleitearon contra los marqueses de Santillana en defensa de su condición de realengo.

Edad Moderna

Cuenta la tradición, entrado el S. XVI, que el templo donde actualmente se sitúa el cementerio fue abandonado por la población tras un percance suscitado durante la misa mayor de un domingo entre varios vecinos y el administrador del duque del Infantado, por la cesión de unos asientos reservados a los feudatarios de estas tierras. Unos hechos que eran la continuación del enfrentamiento y hastío del pueblo contra el Duque del Infantado, hartos de sufrir la opresión y continuos desprecios de dicho duque estos se rebelan ya abiertamente contra el administrador, el Duque y el párroco. Todos a una los feligreses juraron no volver a pisar la iglesia y decidieron abandonarla, lo que derivo en un “pleyto” entre el Duque y la Iglesia de un lado y el Pueblo de otro. La Iglesia sintiéndose injuriada manda sancionar al pueblo de Comillas con la excomunión y entredicho, motivo por el que durante cerca de un año no pudiesen recibir los Santos Sacramentos, hasta que la intervención del regidor de la villa, bajo juramento, acordó con sus convecinos construir un nuevo templo en el que no existieran privilegios si se les levantaba la pena, a lo que la Iglesia accedió pidiendo para conseguir el perdón, que en señal de penitencia los hidalgos y pecheros del municipio fuesen a la iglesia un domingo en procesión vestidos solamente de jubones, desnudos de cintura para arriba pero con dogal y con coroza, mientras el pregonero declare sus delitos.

La construcción de la nueva parroquia se comenzó veinticinco años después. Durante este tiempo, los oficios religiosos se celebraron en la ermita de San Juan, situada en el lugar que ocupaba el edificio de la Casa de la Villa, hoy centro de interpretación turística.

Con el tiempo, la antigua parroquia fue reutilizada como cementerio.

Pleito distinto fue el que ganaron los comillanos, apoyados en este caso por los mencionados marqueses, frente a la villa de San Vicente de la Barquera, que sostenía que su fuero de 1.210 les otorgaba el monopolio para comerciar y pescar en la costa occidental de Cantabria, fuero que prohibia faenar a la pesca a dos leguas al este y al oeste de San Vicente de la Barquera, teniendo los pescadores de Comillas que atracar sus barcos en Puertu Calderón de la vecina Oreña durante la duración del pleito que a la final fallarón los Reyes Católicos en el año 1.500 a favor de Comillas, demostrando estos para su defensa que desde muy antiguo se venia faenando las gentes de la mar en dicha villa. Al final Comillas logró romper el monopolio barquereño y durante la Edad Moderna fue un activo puerto pesquero, destacando sus pescadores en la difícil empresa de la captura de la ballena.

Comillas

Edad Contemporánea

Como deciamos, la pesca en Comillas ya se realizaba desde antaño siendo esta una de las principales actividades económicas. En un principio, se realizaba con pinazas que varaban en la playa. El fin era satisfacer las necesidades de la población o bien efectuar el trueque con pueblos vecinos. El puerto que hoy conocemos no se empieza a construir hasta el año 1603, concluyéndose algo más de un siglo después, en 1716. El puerto de Comillas nunca fue un puerto comercial, aunque a finales del siglo XIX se embarcara mineral de zinc procedente de los yacimientos de la comarca. Fue en la segunda mitad del siglo XIX cuando realmente experimentó una importante eclosión de la mano de un incipiente turismo de ‘baños de ola’, que atrajo al norte de la Península a veraneantes de diferentes regiones españolas y extranjeras y, sobre todo, a un personaje, Antonio López del Piélago y López de Lamadrid, primer marqués de Comillas, quien se volcó con su villa natal tras salir airoso de sus negocios al otro lado del Atlántico, y de su hijo, Claudio López Bru, segundo marqués de Comillas.

En el año 1881 Antonio López y López, primer Marqués de Comillas, invita al rey español Alfonso XII, con quien le unía una gran amistad, a su tierra natal. La visita, que se fijó para el 6 de agosto, fue determinante para el posterior devenir de Comillas. Ésta se vio inmersa durante meses en un continuo ajetreo con una única finalidad, transformar la villa en un lugar digno de reyes. Y sin duda lo consiguieron.

La villa se engalanó en sus accesos con magníficos arcos de bienvenida que representaban los distintos oficios de la localidad. Pero sin duda, uno de los hechos más espectaculares para aquel día fue la disposición a lo largo de la villa de 30 farolillos que debían iluminarse con la llegada del rey. Este hecho determinó que Comillas se convirtiese en el primer pueblo del Estado español con luz eléctrica en sus calles.

Para esta ocasión, Alfonso XII vino acompañado de su mujer María Cristina, sus hermanas y su hija. Se alojaron en la casona-palacio de Ocejo, cuyos interiores habían sido transformados al gusto de la época por varios decoradores y artesanos catalanes. En los jardines, se instaló un kiosco-fumador diseñado por un joven Gaudí, aún desconocido. Y esta casa fue escenario además, de la celebración el 5 de septiembre de un congreso de ministros, para lo cual Comillas tuvo que convertirse por un día en capital de España. Asistieron, además del propio rey, el entonces presidente del Consejo, Sagasta y los generales Pavía y Martínez Campos.

Los otros dos grandes acontecimientos en aquellos días, fueron, la presentación al Rey del primer buque español con casco de acero y la inauguración de la Capilla-Panteón.

El rey repite su visita a la villa al año siguiente, el 26 de julio de 1882. En esta ocasión acudió solo, si bien el 23 de agosto se unen a él su madre, Isabel II y las infantas Paz y Eulalia. La llegada de la reina supuso para Comillas algo similar a lo vivido el año anterior. Se repite la recepción con arcos de bienvenida, cañonazos, cohetes y repique de campanas, a su llegada a Portillo. Isabel II y sus hijas permanecen en la villa hasta el 27 de septiembre, dedicando su tiempo a baños en la playa (los llamados baños de ola), visitas a otras localidades, fiestas en la Coteruca o en la casa de Ocejo e incluso romerías, como la celebrada el 24 de agosto en la Cruz Verónica. Pero uno de los acontecimientos más especiales fue la celebración en el Ayuntamiento de diversas conferencias con sesiones teóricas y experimentales sobre las aplicaciones de la electricidad, llevadas a cabo por los mejores especialistas de la época.

Estas visitas regias ejercerán como un imán para burgueses enriquecidos y aristócratas en su afán de estar próximos a la corte y serán además, uno de los puntos desencadenantes de la gran transformación que sufrirá un pueblo, hasta entonces desconocido para la mayor parte de España, y que pasa a convertirse en el lugar de ensayo del Modernismo.

Las visitas reales a la villa, se sucederán posteriormente con Alfonso XIII, quien aún cuando tenía fijada su residencia veraniega en el Palacio de La Magdalena, en Santander, frecuentó Comillas varios veranos.

Comillas

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