Enclavada en el Monte Corona esta acogedora y retirada ermita se levanta rodeada por la frondosidad de un bosque único en misterios y leyendas.
En el Monte Corona encontramos una serie de ermitas como son las de San Antonio, San Esteban, San Pedro o la Santa Cruz, lo que nos da a entender la importancia del lugar para los habitantes de una zona que abarca diferentes municipios. De entre ellas, nos gustaría destacar la ermita de San Antonio, donde cada 13 de junio, se lleva al santo en procesión desde la campa(en cual se enclava la advocación) y ,posteriormente, los asistentes participan de una romería.
Las primeras referencias que se conservan de esta ermita indican que fue reconstruida en 1713, por lo que es probable que existiera un templo anterior. Presenta una planta de cruz latina y los tejados son de varias alturas, destacando el tejado a cuatro aguas que cubre la bóveda semiesférica del crucero interior. El ábside con forma poligonal y el atrio, situado a los pies del templo, que se sustenta sobre columnas con capiteles de orden toscano, poseen una cubierta a tres aguas. Por otro lado, destaca la fábrica de la portada con arco de medio punto que presenta un frontón triangular.
En el interior, la cubierta de la nave en bóveda de crucería con claves polares pinjantes, mientras que la cubierta del crucero es, a través de una bóveda semicircular sustentada sobre pechinas, en la que se muestran números ejemplos de estilo gótico y clasicista. El altar lo preside un retablo policromado de estética clásica, en la que se encuentran las figuras de San Antonio, El Corazón de Jesus y la Virgen del Carmen.
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