En la rasa de Tina, entre el mar y la Sierra Plana de Pimiango, rodeadas de un bosque relicto de encinas y una plantación de eucaliptos, se encuentran “las ruinas de lo que sin duda fue un importante monasterio”: Santa María de Tina. De reducidas dimensiones, impresiona por su ubicación. La iglesia románico – gótica (siglos XIII – XIV) tiene una cabecera de tres ábsides semicirculares precedidos de un corto tramo recto. La capilla mayor central, capillas menores flanqueándola y comunicadas por medio de arcos interabsidiales. La iluminación, muy reducida, se reduce a una saetera por capilla.

La primitiva iglesia de Santa Mª de Tina es de los primeros siglos de la Reconquista.Aparece citada por primera vez en un diploma datado el 25 de agosto del 932. Desde esta fecha y hasta el primer tercio del siglo XVII perteneció al palentino monasterio de Santa Mª de Lebanza.

Con posterioridad se establecieron varias órdenes religiosas hasta la desamortización y exclaustración de 1835.De este monasterio proceden la imagen de la Virgen de Tina con el Niño, en madera policromada, de finales del siglo XII; y el tríptico escultórico de Santa Ana, la Virgen y el Niño, del siglo XVII. Ambos se veneran en la Iglesia Parroquial de San Roque de Pimiango.

Ermita de Santa María de Tina - La Perla del Oriente de Asturias

Los ábsides laterales están cubiertos con bóvedas de cañón, en el central cubierta de bóveda de horno reforzada por un arco fajón y otro medio arco fajón perpendicular a él, líneas de impostas salientes y sin decoración. El arco de triunfo es apuntado, lo mismo que la portada oeste -carente de ornamentación- que se une al arco rebajado interior. También permanece en pie la espadaña, más moderna, quizá del siglo XVII. En cuanto a los materiales, buen aparejo de sillares en los arcos y mampostería en el resto de la fábrica.

Si bien en su estado actual no son fechables más allá del siglo XII los restos de esta iglesia monástica, el primitivo templo (de una sola nave) tiene su origen en los siglos VII – VIII con la implantación del cristianismo en esta tierra Premoriense. La instalación de monjes hispano-visigodos, huidos de la invasión árabe del año 711, trae consigo que la comunidad monástica se rija según alguna regla monacal hispana anterior a la de San Benito; y la adopción del “pacto monástico” como fórmula de profesión de los votos religiosos.

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El monasterio, a pesar del carácter eremítico, debió de ejercer funciones pastorales desde el primer momento. El concilio de Coyanza (1055) propicia el sometimiento de los monasterios, que hasta entonces gozaban de total autonomía, a la jurisdicción de los obispos. Santa María de Tina figura como parroquia del Arciprestazgo de Ribadedeva en el Libro Becerro (códice diplomático) escrito por orden de don Gutierre de Toledo, obispo de Oviedo, entre los años 1385-1389. Sin embargo, se afirma que debido al escaso vecindario, nunca fue una parroquia propiamente dicha.

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Con el traslado de la corte a León, algunos cenobios pasan a depender de las pujantes abadías castellanas. Así, el 25 de agosto del año 932 Santa María de Tina es donada al palentino monasterio de Nuestra Señora de Lebanza por el conde Alfonso y su esposa la condesa Justa. Durante la Baja Edad Media (quizás en relación con una repoblación y reactivación de la economía agropecuaria, sin olvidar el fenómeno de las peregrinaciones) se acomete la reconstrucción de la iglesia que tendría tres naves, tal como se infiere de la descripción que de ella se hace a finales del siglo XIX: “las pequeñas, pero firmes impostas que sostienen las vacilantes paredes de las tres diminutas naves [...] la descubierta y desmantelada nave central, cerrada por pequeño ábside estriado y semicircular en forma de concha ó cascarón ajustado en progresión ascendente con el arco toral donde termina”. Empero, las excavaciones arqueológicas, efectuadas durante los años 1985 y 1986, han puesto de manifiesto la existencia de una sola nave con armadura de madera y teja. Excepto el correspondiente a los ábsides, el suelo era de tierra.

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Si bien la reconstrucción de la iglesia responde a las características de la arquitectura cisterciense, no hay evidencia documental ni arqueológica de la existencia de alguna orden monástica reglar. Tal vez consecuencia de la secularización de sus normas de vida, proceso común a lo largo del siglo XIII. De finales del siglo XII o principios del XIII es la imagen, en madera policromada, de la Virgen de Tina con el Niño. Tardomedievales son las laudas sepulcrales encontradas en los enterramientos: una, la que presenta decoración aserrada en los bordes y un tallo vegetal ondulante central, se encuentra en el Museo Arqueológico, otra lápida sepulcral, la depositada fuera del recinto de la Iglesia , recientemente ha aparecido hendida.

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En la Edad Moderna , siglos XVI-XVII, se construyó un gran arco central (permanecerá en pie hasta el año 1997), elevaron los muros de la fachada y del testero, para así instalar una nueva techumbre. La espadaña remata la obra. Con anterioridad a estos resultados obtenidos tras las mencionadas excavaciones, distintos autores sostenían como más probable la existencia de tres naves correspondientes a los tres ábsides. El arco fajón semicircular reforzaría la cubierta de bóveda de cañón de la nave central, mientras que en las naves laterales la cubrición sería con bóveda de arista o madera. De esta fase barroca, probablemente del siglo XVI, es el tríptico escultórico de Santa Ana, la Virgen y el Niño. Es habitual escuchar a las gentes de Pimiango el nombre de “Sant'Ana” para referirse al monasterio de Tina. Posteriormente se construyó un amplio pórtico como atestiguan las ménsulas de la fachada. Próxima a ésta se conservan restos de un horno.

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El 29 de enero de 1626 la abadía de Lebanza vende a Juan Escalante de Mendoza, vecino de Colombres, el monasterio de Tina “con todos sus derechos y hacienda, señorío y propiedad”. En la escritura de venta se estipula que el prior de Tina, Toribio Ruiz, de ochenta años, pueda continuar en el monasterio hasta su muerte. Tal vez esta venta influye en la creación, años más tarde, de la parroquia de San Roque de Pimiango. En el archivo de esta parroquia se registran matrimonios y misas de difuntos hasta el año 1765 oficiados en la ermita de Tina. Probablemente mucho antes de la desamortización y exclaustración de 1835 no existían ya religiosos en Tina.

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Admira que aún podamos contemplar, pese al abandono y los siglos transcurridos, la estructura de esta iglesia medieval; y eso que “el maestro de obras que la proyectó y construyó, no destaca, precisamente, por la pericia”. Apremia su reconstrucción o, al menos, consolidar lo que se mantiene en pie a fin de evitar la desaparición definitiva de este monumento decisivo en la historia de esta comarca.

Ermita de Santa María de Tina - La Perla del Oriente de Asturias

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Textos pimiango.es

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